Los colegas de la defensa en lo penal tienen que ser creativos para tratar de sacar no culpables o culpables de un delito menor a sus clientes. Hay defensas legítimas, basadas en realidades que se van descubriendo conforme avanza el conocimiento. Otras parecen sacadas del baúl de un ilusionista o mago. En esta segunda categoría parece estar la de "pánico homosexual", que pretende debutar en estos días en nuestros tribunales. Supongo que se trata de una variante del "impulso irresistible", que lleva a actuar contra aquello que produce la fobia o manía. Aceptarla sería abrir la puerta a reclamos similares de todos los que pudieran sentir una aversión extrema hacia cierta clase de individuos. No creo, pues, que deba admitirse como atenuante o eximente. En todo caso, como ha dicho Serrano, el activista de los derechos de los homosexuales, sería un agravante.
Por otro lado, se insiste en eliminar el cargo de embriaguez en el caso de la joven que mató con su auto a los vendedores ambulantes a la orilla de la carretera. Pues, peor para ella, porque habría que concluir que estaba sobria y en sus cabales cuando los arrolló. A menos que el próximo paso de la defensa sea alegar que las víctimas se suicidaron...
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