Wikileaks ha comenzado a difundir documentos oficiales del Gobierno de Estados Unidos, de los que surge un elaborado esquema para burlar el derecho constitucional norteamericano y el derecho internacional, en lo que respecta a los detenidos en Guantánamo, Irak y otros lugares. Se trata de directrices acerca de cómo llevar a cabo prácticas de tortura física y sicológica de manera encubierta, pero, sobre todo, de la forma en que debía destruirse toda evidencia de ello. El encubrimiento llega al punto de eliminar toda referencia a los detenidos en su carácter individual.
Estamos, pues, ante la instauración de un régimen escalofriantemente fascistoide, con ribetes del mundo de Kafka, donde un todopoderoso Estado opera impunemente, imponiendo su voluntad perversamente torcida, en nombre de una alegada cruzada contra el terrorismo.
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