He dicho muchas veces que, además de su significado, las palabras tienen un sentido, un tenor o un tono, que comunica el ánimo con el que se escribe. Por eso, hay que tener cuidado con las que se emplean, pues pueden resultar desdeñosas, insensibles u ofensivas, a veces, sin querer.
Hoy, en un artículo periodístico sobre los quebrantos de salud que recientemente han aquejado a varios políticos latinoamericanos se lee el siguiente titular: «De moda la salud de los políticos en América». Pues, francamente, me parece de muy mal gusto abordar el tema de esta manera. Las enfermedades -- sobre todo el cáncer que se le ha manifestado a varios de esos dirigentes políticos -- es cosa muy seria, que no debe ser tratada con la liviandad que el término «moda« sugiere. Esto no es cosa de peinados o vestidos, ni de alguna otra frivolidad por el estilo, sino de vida o muerte, y debe ser tratada con decoro y prudencia, para no herir sentimientos en momentos de mucha zozobra.
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