Hay que tener cuidado con los adjetivos, las imágenes, las metáforas o los símiles que se utilizan para caracterizar o describir algo, de manera que los usemos con propiedad. En su opinión disidente en el caso en que el Tribunal Supremo de Puerto Rico avala la adjudicación de la buena pro a un postor sustancialmente más caro, para que construya el Centro Judicial de Aibonito, la juez asociada Pabón Charneco afirma: «Ante este escenario dantesco, el disenso es un imperativo moral». Evidentemente, la juez no sabe lo que significa ese término resaltado, o ha incurrido en una hipérbole poco seria.
Como sabemos, se trata de una referencia a la obra maestra de Dante, La divina comedia, pero principalmente a la parte del Infierno, cuya descripción produce el espanto al que se refiere el término. Si bien uno puede sorprenderse de la adjudicación de la subasta al postor favorecido, la falta de buen criterio no llega ni remotamente a la categoría de «dantesca». La exageración para dramatizar un señalamiento debe usarse con sumo cuidado, para evitar que termine desacreditándolo.
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