Dicen que los errores se pagan con dinero, y eso incluye los judiciales. El estado de Nueva York acaba de transar por $2 millones la demanda de un expresidiario que cumplió once años por un asesinato que no cometió. Un informante de la policía finalmente declaró que había estado presente en el crimen. Luego, otro informante corroboró esa versión. El hombre había sido condenado a una pena de entre 25 años y cadena perpetua.
He aquí otro ejemplo de por qué no debe aplicarse la pena de muerte. Las cárceles están llenas de personas que no son culpables o lo son de manera atenuada. Quitarles la vida equivocadamente no tiene remedio alguno. Mantenerlos encarcelados indefinidamente brinda la oportunidad de corregir cualquier error que se descubra posteriormente.
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