No me canso de repetir que desconocemos el significado cabal de las palabras. Por eso, las acompañamos innecesariamente con otras que pretenden explicarnos lo que no hace falta. Un titular deportivo hoy sobre la eliminación de los Vigilantes de Texas en Grandes Ligas anuncia: «Mayúscula debacle». Pero, hombre, debacle es «desastre», y esto último es una «desgracia grande». Por lo tanto, bastaba con decir «debacle», para comunicar -- en sentido figurado, por supuesto, -- la magnitud del fracaso beisbolero.
Mientras no tengamos un vocabulario adecuado, seguiremos diciendo y escribiendo disparates como éste, convirtiéndonos en el hazmerreír de quienes saben español de verdad.
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