Supongo que esos jueces federales - que «se comen los niños crudos»- tendrán una prueba sólida para demandar al restaurante Bottles, en el que alegan se envenenaron comiendo mofongo y filet mignon en febrero pasado. Han tenido que recurrir a los tribunales puertorriqueños para reclamar, pues parece que no encontraron base para asumir jurisdicción y que el caso lo viera algún juez americano, al que habría que explicarle lo que es el mofongo. Evidentemente, las negociaciones con la aseguradora no dieron fruto. Probablemente, las diarreas y los vómitos federales valen más que las de los mortales, y la aseguradora - que no debe estar muy bien - no ha querido cubrir ese daño.
Por su parte, el dueño del restaurante parece tener una buena defensa: lo ocurrido se dio en plena época de influenza, lo cual plantea la posibilidad de que fueran los demandantes los que se contagiaran ellos mismos, y que nadie más de los cientos de comensales ese día se afectó. Debe ser que el mofongo no le sienta bien a estos «procónsules» americanos.
Se puede apostar a que, si los jueces federales pierden este caso, van a decir que éste es un ejemplo más de que los tribunales de Puerto Rico tampoco sirven en lo civil.
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