lunes, 3 de enero de 2011

El agravante fue el color de la piel.

En Mississippi, uno de los estados más racistas de uno de los países más racistas, el Gobernador acaba de conceder la libertad bajo palabra a dos hermanas negras condenadas a prisión perpetua hace 16 años, cuando tenían 20 y 22 años, por participar - llevaron a la víctima a una emboscada -  en el robo a mano armada de $11.00.  La condena, extraordinariamente severa, ha sido repudiada todos estos años, y no ha sido hasta que una de las hermans ha enfermado de los riñones, requiriendo diálisis diaria, que el Gobernador, para ahorrarse ese costo, le ha puesto como condición a la hermana sana que, para salir en libertad, le done un riñón a la otra.  Se dice que ya la hermana se había ofrecido a hacerlo, pero, aun así, la decisión del ejecutivo deja un mal sabor.


Y ésta es la gente que pretende darle cátedra de derecho y justicia al resto del planeta, mirando siempre por encima del hombro los sistemas jurídicos de otros países, que juzgan como deficientes. 

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