miércoles, 27 de julio de 2011

¡Pobre Patillas!

En el Derecho, es frecuentísimo que sea menester adjudicar a base de la credibilidad de una parte o un testigo que declara sobre algo dudoso. Aunque no haya prueba directa acerca del asunto, hay indicios de la confiabilidad del declarante que nos sirven para juzgar su veracidad.

En la controversia relacionada con si el alcalde de Patillas estaba facultado para incurrir en los gastos de las fiestas patronales y emitir un cheque de $10,000 para otro propósito, surge la alegación suya de que el cheque --entregado a un equipo de beisbol-- era para atender una «emergencia». Evidentemente, el alcalde tiene un sentido muy particular del término. Ni en las mejores circunstancias económicas podría justificarse el uso de una  suma así de fondos públicos en un equipo de pelota. En la crisis que vive el país, es sencillamente descabellado. El criterio torcido de este hombre --hecho patente por ese comentario --desmerece su credibilidad en cualquier asunto.

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