Hace un par de días fui a la oficina de correos de Plaza Las Américas. Allí, junto a los letreros que prohíben el uso de celulares y contienen otros regaños típicos de la jurisdicción federal, hay uno que hirió mi sensibilidad lingüística, con un texto más o menos así: «Favor no interrumpir al ventanillero cuando está atendiendo a otra persona». Confieso que nunca había tropezado con esa forma de referirse a un empleado que atiende al público en un mostrador que, dicho sea de paso, en este caso, no tiene ventanillas ni cosa que se parezca. Hay, por supuesto, sitios en que los empleados están ubicados detrás de una rejilla o ventanilla, pero nunca he oído decir que sean «ventanilleros». Si su función es cobrar, se les nombra cajeros, con o sin ventanilla.
En fin, sea literalmente o en sentido figurado, quienes ocupan un puesto de «ventanilla» en un mostrador son cualquier cosa menos «ventanilleros».
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