Insisto en que desconocemos el significado de las palabras. Así lo comprueba el siguiente titular: «Federales exilian a Jorge de Castro Font». Ojalá él se hubiera «exiliado» hace muchos años, antes de comportarse como un vulgar delincuente mientras era un prominente senador en nuestro Asamblea Legislativa. De hecho, eso es lo que da lugar a que esté preso, y a que lo trasladen a una prisión en Estados Unidos.
El exilio puede ser forzado por el Estado o voluntario del individuo, casi siempre por motivos políticos en ambos casos. Evidentemente, lo de De Castro Font no responde a eso...aunque un chusco diría que debimos exiliarlo cuando empezó a dar muestras de sus desvaríos políticos, cambiándose de partido como de camisa y fanfarroneando de su poder. Más que eso, lo debimos condenar al ostracismo, antiguo remedio griego para gente como él.
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