Las esquelas mortuorias son una colección de dislates e incorrecciones, que sobrellevamos para no echar sal a la herida. Porque eso de que un muerto notifique la muerte de otro no tiene madre. En lo lingüístico se dan sus desaciertos también. Hoy, «La Familia [ ] notificamos la pérdida de nuestra querida madre...» y «Hoy sentimos el dolor de haberla perdido, pero la alegría que el Señor la ha recibido.
Quizá el dolor ha hecho que la familia olvide que el término es un nombre colectivo y, como tal, le corresponde el verbo en singular, es decir, «la familia notifica». También se pasa por alto que «pero» es una conjunción adversativa cuyo uso de contraponer a un concepto negativo otro positivo -- como sería este caso -- ha caído en desuso. Una mejor forma de decirlo sería: «Hoy sentimos el dolor de haberla perdido y la alegría de que el Señor la ha recibido». Otra manera sería: «Aunque sentimos el dolor...nos alegra que...»
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