Ahora resulta que nadie parece saber lo que es un ingeniero ni para qué sirve. Ni siquiera alguien que lo ha sido durante 30 años, como el senador Seilhamer, quien ha anunciado su intención de presentar un proyecto de ley para ilustrarnos, incluido él. Y es que el afán partidista de sacarle las castañas del fuego a los «ingenieros» Iglesias y Rivera, lleva a estas estupideces.
Como sabemos, la ingeniería tiene varias ramas y vertientes dentro de su campo profesional. Aquí lo que está en discusión es la civil y, concretamente, si la supervisión de obras es un ejercicio profesional inherente a dicha disciplina. Ello, que debería ser evidente y no ser objeto de discusión, se quiere poner en duda, a partir de una opinión de encargo del Secretario de Justicia, quien parece que tampoco sabe qué significa la palabra abogado. Hacemos, pues, el ridículo nacional -- de Puerto Rico, claro está -- e internacional definiendo lo que es de conocimiento general.
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