Aunque, de ordinario, el derecho procesal exige que se agoten las instancias inferiores antes de que las superiores intervengan, hay asuntos de tal magnitud y urgencia que justifican que la más alta superioridad los atienda. Me parece que este principio está de por medio en la controversia de las primarias recientes, las cuales han dejado una estela de ilegalidades e impugnaciones que deben ser adjudicadas de manera final.
Aunque es natural que se vea con suspicacia la decisión de la mayoría del Tribunal Supremo -- dada su trayectoria partidista -- ello no debe dejar a un lado el hecho de que esta es una cuestión que amerita una pronta adjudicación final y firme, que no tenga que pasar por el trámite apelativo ordinario. Nadie debe oponerse a que se cuenten todos los votos y se revisen todos los documentos que acrediten que son legítimos, no el producto de manipulaciones falsarias.
La participación de los funcionarios electorales del Partido Independentista Puertorriqueño, neutral en este asunto, podría servir para salvaguardar la confidencialidad de las listas de votantes afiliados al Partido Popular cuya revelación se plantea como ficha de tranque en el recuento.
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