He dicho antes que en Puerto Rico se legisla, necesaria o innecesariamente, para conformar nuestro estado de Derecho con el de Estados Unidos. Ciertamente, el régimen colonial nos obliga a que nuestro ordenamiento jurídico sea acorde con el de la metrópoli. Por otro lado, el mimetismo cultural y la pereza intelectual nos lleva a copiar lo que se hace allá, pues siempre se tiene como modelo a seguir.
El senador Carmelo Ríos -- quien se inauguró en la política puertorriqueña admitiendo que cambiaba de partido porque no le proporcionaban un empleo -- propone una nueva Ley de Armas predicada en el concepto constitucional americano de la Segunda Enmienda, que tiene sentido allá pero no acá. Ríos demuestra su anexionismo, pero sobre todo su ignorancia, cuando pretende incorporar esa doctrina jurídica que le ha servido tan mal a Estados Unidos, para establecer un derecho casi absoluto a poseer armas de fuego de fácil obtención y sin límite de número. Algo así hace pensar que él debe estar en la lista de donativos políticos de la National Rifle Association, entidad americana que se empeña en perpetuar la «ley del revólver» en ese país.
Esperemos que haya gente dentro de su propio partido que tenga los dos dedos de frente que le faltan a Ríos, y que esta propuesta no pase de ser una burrada sin consecuencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario