Los que hablamos y escribimos bastante bien sentimos cierta incomodidad ante las incorrecciones ajenas, sobre todo cuando ocurren en público. En Puerto Rico es muy frecuente escuchar la palabra haiga, por «haya», en boca de campesinos o citadinos de poca escolaridad. Curiosamente, «haiga» existe y significa «auto grande y ostentoso». Claro que, seguramente, quienes la usan desconocen este término en desuso, pero resulta interesante que tiene su lugar legítimo en el léxico.
Igualmente curioso resultan dos vocablos relacionados con la hermandad, real o por afinidad. Tratar a alguien como si fuera hermano es hermanear, y nacerle a uno un hermano es hermanecer.Va sin decir que se oyen muy disparatadas y feas, pero, aunque en desuso, no son incorrectas.
Estas y otras voces extrañas figuran bastante hurtiblemente, es decir, a escondidas u ocultamente en el amplio vocabulario antiguo de la lengua española.
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