El lenguaje coloquial tiene muchas palabras graciosas que comunican de manera gráfica -- y casi siempre burlona -- lo que se quiere decir. Parece un invento pero ahí tenemos el término lameplatos, con el doble significado de «goloso» o «quien se alimenta de sobras», no se aclara si por gusto o por necesidad.
Que vender algo por libras sea librear da ganas de reír y de llamar a la Real Academia Española para que dejen la broma de poner esta clase de verbos en su Diccionario, pues la gente le va a perder el respeto a la venerable institución.
Y cosas como éstas llevan a uno a pensar que la RAE se ha dedicado a loquear, es decir, a hacer locuras, por lo que no debemos tomarla muy en serio.
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