A veces, se empieza a decir una cosa y, por descuido, se dice otra que cambia el sentido de la original. Veamos esta cita del senador Eduardo Bhatia, relacionada con el lío del representante Navarro Alicea: «Lamentablemente, una manzana podrida no necesariamente daña el saco de las manzanas y no creo en que deben pagar justos por pecadores.» Obviamente, no podemos pensar que el senador se lamente de que la «manzana podrida» no dañe a las demás, que es lo que literalmente ha dicho. Evidentemente, lo que sucedió es que empezó a decir que, lamentablemente, en todo saco de manzanas puede haber alguna podrida, pero no completó ese pensamiento, y lo que sigue, que no es lamentable, es lo que quiso decir. Por supuesto, este tipo de equivocación suele ocurrir más, cuando se da en la expresión oral que en la escrita.
De todas maneras, hay que estar alerta para darnos cuenta de contradicciones e incongruencias de esta naturaleza en la expresión escrita u oral.
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