sábado, 23 de octubre de 2010
Hubiera sido el colmo...
La concesión de la custodia provisional de las hermanas González Cacho a su padre es la decisión correcta, habida cuenta de que su madre es sospechosa de la muerte del niño Lorenzo y la familia materna ha demostrado un activismo y parcialidad que pone en duda que ellos puedan hacerse cargo responsablemente de estas niñas. Francamente, en estas circunstancias, hubiera sido absurdo entregarlas a su madre o a sus abuelos maternos. Recordemos que el abuelo, con una prisa desusada, llevó, personalmente, el colchón ensangrentado al vertedero municipal. La abuela, por su parte, ha tenido un protagonismo insólito en todo este proceso, reclamando, incluso, declarar como testigo con la presencia de un abogado. Poner esas niñas en manos de esa familia es propiciar una interferencia indebida con el textimonio que, en su día, puedan prestar para esclarecer la muerte de su hermano. En este sentido, hizo bien el Secretario de Justicia en puntualizar públicamente que la madre es «sospechosa», pues con ello le pidió al tribunal que tomara «conocimiento extrajudicial» de ese factor, a la hora de otorgar la custodia. Estando el padre disponible y dispuesto a asumir la custodia, y no siendo sospechoso en este caso, la lógica sencilla dictaba que se le concediera a él.
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