lunes, 4 de octubre de 2010

Llevemos la defensa del español como un blasón.

Hace poco editaba un texto en el cual el autor, en el contexto positivo de los méritos de una persona, usaba la palabra baldón. A pesar de su preparación académica y de su cultura, el autor había incurrido en una equivocación producto de una confusión con el término blasón. Una oportuna consulta al diccionario le hubiera revelado que lo primero es «oprobio, insulto o palabra afrentosa» y lo segundo, «honor».

Palabras como éstas, que no son de uso frecuente, requieren una mirada al diccionario, para asegurarnos de que el uso que pretendemos darle es el correcto.

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