viernes, 29 de enero de 2010

Una aclaración pertinente

Supongo que han citado mal al amigo Julio Fontanet en sus expresiones en torno del caso en el que nuestro Tribunal Supremo reconoció el derecho de un Testigo de Jehová a no recibir una transfusión de sangre, aunque ello le costara la vida. Según la prensa, Fontanet habría dicho que «una persona no puede negarse a recibir tratamiento médico. Si se negara, el Estado no podría cumplir con su derecho a prevenir el suicidio.»

Pero, es que esto pasa todos los días. Hecho un diagnóstico, el paciente adulto y en pleno uso de sus facultades mentales escoge libremente no tratarse, y ello no constituye una «tentativa de suicidio»; es, sencillamente, una decisión derivada de su autonomía personal. El suicidio que está tipificado como delito es el de realizar algún acto para quitarse la vida, no el de meramente no recibir tratamiento médico.

¿O acaso alguien me va a obligar a tratarme mi supuesta diabetes?

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