viernes, 4 de enero de 2008

Un "Cohete" quemado

Continúa el novelón del uso de esteroides y otras sustancias prohibidas en el béisbol profesional de Estados Unidos. Mi hijo - que no es abogado, pero es muy sagaz - me señala que Roger Clemens, figura principalísima entre los presuntos implicados, ya ha comenzado a "escopetear" con sus testimonios y versiones. De la negación absoluta, ya ha pasado a admitir que el infame entrenador lo inyectó con vitaminas y minerales, para su pronta recuperación. "Unjú", diría nuestro mítico jíbaro. El próximo paso es alegar que ese Svengali deportivo le puso las sustancias sin su conocimiento y consentimiento.

El problema que tiene el llamado "Cohete" es que, al igual que otros antes, no ha dado una versión completa desde el principio, optando por ofrecer su "verdad" a plazos. Es algo muy común entre los testigos que no dicen "la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad." Por supuesto, con estas declaraciones a cucharillas sólo consiguen minar su propia credibilidad. Independientemente del desenlace de este caso, Clemens, en el ocaso de su carrera, se ha sacado él mismo de juego, al rehuir venir "por encima del plato."

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