miércoles, 2 de enero de 2008

PIP...PIP

Tiene mucha razón el Partido Independentista Puertorriqueño en la denuncia que hace de la práctica de los alcaldes de poner anuncios de felicitación navideña o de sumarse a campañas de interés público, con el propósito evidente de hacerse propaganda. No es que yo sea malagradecido, pero a mí el alcalde no me tiene que felicitar con fondos públicos; en todo caso, que lo haga de su bolsillo. Igualmente, es un subterfugio clarísimo "unirse" a tal o cual cruzada cívica, acompañado de su mujer y sus hijos, que, de tanto verlos, uno termina cogiéndole mala voluntad.

Esta mala práctica no es sólo violatoria de la veda electoral que acaba de comenzar, sino de las normas más elementales de buen uso de los fondos públicos. Algunos de los anuncios vistos esta Navidad en la televisión tienen que haber costado una millonada, a juzgar por la calidad de su producción. Me parece que la Oficina del Contralor tiene que tomar cartas en el asunto, pues no se justifica el gasto ni, mucho menos, el costo.

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