Leo en el periódico: "Desolados los oasis." Hombre, en todo caso, desolados deben haber estado los que pagan el agua carísima y, por no tener el servicio, tenían que ir a uno de esos oasis. Lo que el titulista ha querido decir es que poquísima gente ha ido a buscar agua a esos camiones, pero, de ahí a que eso constituya algo desolador va un gran trecho. La desolación supone un panorama inhóspito, sombrío, triste. Aunque también significa "desierto", no puede entenderse como la mera ausencia de público, sino dentro del contexto que ya he señalado. Lo que correspondía decir es que los oasis estaban solos, cosa muy distinta.
Este es un ejemplo más de lo que no me canso de repetir: las palabras no se pueden usar impensadamente, a ver si se acierta por aproximación, como en la Lotería. Como solía decirme un viejo amigo, hay que tener la "sensibilidad lingüística" para darse cuenta de que algo no corresponde o no suena bien en nuestro idioma. A esa intuición tiene que seguirle la disciplina de consultar las fuentes necesarias. De lo contrario, el resultado es desolador para el español en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario