Llama la atención la condescendencia de la Oficina de Ética Gubernamental con el exalcalde de Yabucoa, al aceptar un arreglo económico sumamente ventajoso para él en un caso de nepotismo. Luego de solicitar la imposición de una penalidad de $40,000, la OEG se ha allanado a que el hombre pague $4,000 en el plazo de un año. «¡Tanta amabilidad me confunde!»
Sobre todo porque en este caso no hay atenuantes, sino todo lo contrario. Este sujeto tiene un largo historial de un nepotismo que comenzó cuando era representante a la Cámara y continuó desfachadamente en la alcaldía. Por lo tanto, se trata de un reincidente consuetudinario, que no merece el beneficio que se le concede a quien es primer ofensor o comete una falta apremiado por circunstancias opresivas.
No se deben tener contemplaciones con quienes abusan de cargos públicos para favorecer amigos o familiares. A ellos les debe caer el peso máximo de la ley. Una sanción leve con «facilidades de pago» es una burla al estado de derecho y no constituye un disuasivo para otros funcionarios.
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