sábado, 10 de enero de 2015

La muerte asistida

Hay que aplaudir la valentía moral del legislador que ha propuesto el proyecto de ley para viabilizar la «muerte asistida» de enfermos en etapa terminal. Se trata de reconocer la capacidad y voluntad del ser humano para terminar una vida cuyo final a corto plazo es dolorosamente previsible. Nadie debe tener derecho a condenar a un semejante a pasar por un trance agónico que se puede evitar. De la misma forma que se ha reconocido el derecho a rehusar tratamiento médico o el empleo de medidas extraordinarias para mantener a una persona con vida, tiene que haber espacio para acomodar la última voluntad de los que sufren o han de sufrir de una manera insoportable por un tiempo que, aunque corto para las personas sanas, resulta interminablemente cruel para los desahuciados y sus seres queridos.

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