Ayer y hoy, en sendas esquelas que anuncian la muerte de personas prominentes, he leído: «A partido a [donde la fe indique] Fulano de Tal...». Triste despedida ésta en esquelas de gran tamaño, que por la prominencia de los difuntos invitan a su lectura, por sobre las de otros mortales. Por lo menos en uno de esos casos -- el de un distinguido profesor universitario y hombre público -- supongo que «debe estar dando vueltas en su tumba», por este bochorno póstumo en el cual lo han involucrado.
¡Paz para su alma!
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