En un anuncio a página completa, se nos alerta sobre la enfermedad de Alzheimer. Me doy por aludido, habida cuenta de mis 63 años. Pero, a la vez, me siento tranquilo porque, contrario a quien redactó el texto, no se me ha olvidado la gramática que aprendí cuando era niño, en la «prehistoria» de los años 50. Por ejemplo, que a la oración «Esto afecta la capacidad de una persona para recordar, pensar claramente y utilizar buen juicio», hay que recordar, pensar claramente y utilizar el buen juicio de poner punto final.
También me doy cuenta del error de lógica en lo siguiente. «Lo que sí saben [los médicos] es que la mayoría de las veces empieza después de los 60 años. Por esto es importante que estés bien informado». Esto tendría sentido, si el anuncio estuviera dirigido a los mayores de 60 años. Pero, la orientación es igualmente válida para el público general.
Tampoco paso por alto el mal uso de la coma en: « Para concienciar sobre este tema, el 21 de septiembre[,] es el Día Internacional del Alzheimer. Con tal motivo, la Asociación de Alzheimer y Desórdenes Relacionados de Puerto Rico[,] llevará a cabo...» En ambos casos se pone coma -- ¡horror de horrores! -- entre el sujeto y el verbo.
Mi avanzada edad no me impide percatarme del abuso de las mayúsculas en «Prevención de Demencia», que es un nombre común, o de la falta de acento en «Diagnostico temprano.
En fin, no ando nada mal en estas cosas. Quien se debe preocupar es la persona que redactó el anuncio, que, seguramente, no llega a los 60 años.
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