lunes, 19 de agosto de 2013

«Peculiaridad»

Nuestra lengua, como todas las demás, tiene sus peculiaridades. Hace poco se aprobó una ley que prohíbe el otorgamiento inconsulto y unilateral de los infames bonos de productividad a altos ejecutivos gubernamentales. Dicho estatuto -- muy necesario, por cierto -- impone como penalidad a quienes lo violen el pago de «su propio pecunio».

Y ahí fue que lo dañaron.

Sucede que la palabra «pecunio» no existe; la que existe es peculio. La confusión es entendible, pues el diccionario registra pecunia, pecunial, pecuniariamente y pecuniario. Lo que pasa es que todo ello se refiere al dinero en efectivo en general, pero el peculio es el dinero propio de una persona.

Peculiar, ¿verdad?

No hay comentarios: