Como saben, tengo mis gustos y disgustos lingüísticos. Añadan este otro: españolizar palabras de otra lengua. No hay cosa más fea que escribir yonqui por junkie, o yoquey o yoqui por jockey. Para lo primero, tenemos adicto, drogadicto, drogodependiente (aunque esto último es horrible). Por supuesto, en lo segundo, jinete profesional es lo que corresponde, para evitarnos esos dos términos monstruosos.
Mi consejo gratis a la Academia: usen los vocablos en español o, si se estima imprescindible o inevitable, acepten la palabra en inglés. Lo que no debe ocurrir en estos casos es inventar una voz deforme, meramente para acercarnos a la grafía y pronunciación inglesas.
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