En la noticia de la irracional remodelación de las oficinas centrales de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados a un costo de, por lo menos, $2 millones, en esta época de crisis presupuestaria gubernamental, se cita a un profesor de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico diciendo: «El raciocinio es la norma que siempre debe regir el uso de fondos públicos».
El profesor no ha razonado esto bien. El «raciocinio» no es una norma, sino la capacidad para razonar. Usando esa capacidad, se debe llegar a una norma racional o razonable, en este caso, sobre el uso de los fondos públicos. Subir la tarifa del agua, y luego remodelar las oficinas no solo es irrazonable, sino una burla grotesca al consumidor puertorriqueño.
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