miércoles, 28 de agosto de 2013

Los nuevos «puertorriqueños»

Las cosas en la colonia son de reír, para no llorar. Se acaba de aprobar una ley para favorecer las producciones artísticas locales en televisión, destinando 50% de la publicidad gubernamental en ese medio a programas con «talento puertorriqueño». ¡Qué bueno! Pero, antes de seguir celebrando, tengamos en cuenta la definición de ese concepto, según la ley. Además de los boricuas de pura cepa, y los de fuera de Puerto Rico en segunda generación de los de aquí, también lo son «los ciudadanos de Estados Unidos domiciliados en Puerto Rico» o «extranjeros con residencia legal en Estados Unidos y domiciliados en Puerto Rico». ¡Hombre, pero eso es todo el mundo, excepto los indocumentados, que no creo que vayan a presentarse bailando y cantando en televisión, de todas maneras! En fin, si usted vive aquí legalmente, es «talento puertorriqueño».

Y es que, en la colonia, no se pueden hacer distinciones de clase alguna entre los hijos del país y los hijos de otras tierras que los hijos de... americanos dejen entrar aquí. Porque entonces se vulnera la Constitución de ellos, «la igual protección de las leyes», «el comercio interestatal» y todos esos inventos yanquis que allá tienen sentido, pero acá no necesariamente responden a nuestros mejores intereses.

Conste que de xenófobo no tengo un pelo. Pero, las cosas claras. La puertorriqueñidad es un asunto de nacionalidad, que no cambia. La ciudadanía se quita y se pone, según convenga en cualquier parte del mundo. «¡Boricua, hasta en la luna!»

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