Continúan las decisiones judiciales insólitas. Porque eso de que a un individuo -- a quien se le había revocado la probatoria en un caso de drogas -- que maliciosamente atropella con su vehículo a su novia, causándole que tengan que amputarle las dos piernas lo declaren culpable de «lesión negligente», delito penado con un máximo de tres años de reclusión, llora ante los ojos de Temis, la diosa de la Justicia. Sobre todo, si se considera que el sujeto podría salir en año y medio, por bonificaciones, luego de cumplir la mitad de su condena. Resulta extremadamente difícil de creer que no se probaran los elementos del delito más grave imputado, es decir, agresión grave de tercer grado. Me parece que en casos como éste los jueces deben explicar detalladamente los fundamentos de su decisión.
No en balde la madre de la perjudicada no duerme ni come desde el desenlace del caso. El país tampoco se traga este resultado.
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