Ya debería ser evidente para cualquier mujer prudente y razonable o buena madre de familia que los vehículos «todoterreno» son inherentemente peligrosos, por lo cual no deben exponer a sus hijos -- sobre todo los muy pequeños -- al riesgo de montarlos. Sólo en lo que va de año se han producido cinco muertes y varios heridos de personas que manejaban o iban de pasajeros en esos aparatos cuya inestabilidad es manifiesta. Cabe destacar que el peligro aumenta porque se corre a velocidad imprudente y sin casco protector.
En el caso más reciente, la negligencia es crasa, pues se trata de un niño de apenas cinco años colocado entre las piernas de su madre, quien conducía el vehículo. Las condiciones estaban dadas para que se produjera la desgracia que conocemos, y que puede ser mayor, si el niño fallece. La temeridad de la joven madre de 23 años -- estudiante de justicia criminal -- es monumental: expuso a su hijo a un riesgo grande y claro. El país no puede seguir tolerando que padres irresponsables en grado sumo hagan daño a sus pequeñines en situaciones como éstas.
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