Se anuncia como la gran cosa una medida legislativa que impone responsabilidad a los dueños de los perros designados como «peligrosos» por los daños que causen. Hombre, pero es que el estado de derecho de toda la vida es que esa responsabilidad existe, sea el animal reputado como peligroso o tenga «cara de oveja», para usar la frase de moda... El único eximente de responsabilidad es la provocación del animal por parte de la víctima o algún cataclismo que anule las medidas cautelares del dueño.
Ahora, en vez de prohibir los condenados pitbulls -- enemigos públicos número uno de la seguridad vecinal -- se conforman con exigir que se les tenga con bozal y amarrados, cosa que, desde ahora, pronostico que no va a funcionar porque los dueños creen tener un derecho constitucional a poseer esas fieras de manera irrestricta. No tardará mucho en que se produzca otra tragedia, pues parece valer más un perro de ésos que la vida de un niño, su víctima usual.
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