Como sabemos, el año pasado, el gobierno de Estados Unidos pidió perdón al pueblo guatemalteco por haber experimentado secretamente con reclusos y enfermos mentales de ese país, contagiándolos con sífilis y gonorrea hace varias décadas. Primero Hillary y luego Obama pusieron cara de circunstancia y se golpearon el pecho. Pero, el arrepentimiento llegó hasta ahí. El gobierno de Guatemala solicitó que el gobierno americano compensara a las 700 y pico de víctimas o a sus deudos, mas ello cayó en oídos sordos. Por lo tanto, se incoó un pleito de clase en representación de las víctimas.
Ese pleito no ha prosperado. Un juez del Distrito de Columbia lo ha desestimado, aduciendo que a los funcionarios que llevaron a cabo esa atrocidad los cobija la inmunidad soberana de Estados Unidos, por lo cual no pueden ser demandados en los tribunales de USA. Les recomienda a los demandantes que busquen remedio en los poderes políticos del gobierno de Estados Unidos, ese mismo que ni le constestó al gobierno guatemalteco.
Ahí tienen este otro ejemplito de cómo funciona «la gran nación americana», tan admirada por tantos tontos aquí y en otras partes del mundo.
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