A veces la gran diferencia entre dos palabras no es una letra -- como he venido señalando -- sino una humilde tilde. Ése es el caso de
galea y
gálea. Lo primero es una carreta con las ruedas de madera, como las que se usaban mucho en nuestros campos hace décadas. Lo segundo es el casco que usaban los soldados romanos, sujetado a la barbilla con correas, que hemos visto en tantas películas sobre la época del Imperio.
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