domingo, 26 de junio de 2011
Un avance jurídico y social
La legalización del matrimonio homosexual en el estado de Nueva York da un alto relieve al asunto, habida cuenta del protagonismo del lugar, especialmente de la ciudad de Nueva York, donde todo lo que ocurre queda magnificado a los ojos del mundo. La lógica de la igualdad ante la ley -- consagrada constitucionalmente -- va imponiéndose inexorablemente en la evolución social. Los homosexuales tienen que tener los mismos derechos que los demás; negárselos es jurídicamente insostenible. La «búsqueda de la felicidad», como derecho inalienable consignado en la Declaración de Independencia de 1776, no puede excluir a quienes sencillamente aman a una persona de su mismo sexo. La humanidad se mueve de la exclusión a la inclusión de los grupos marginados por prejuicios de todas clases. Es principio universal que debe reconocerse el máximo de libertad que no cause daño al prójimo. El perjuicio tiene que ser real y sustancial, no algo imaginado o simbólico, surgido de una creencia en el pecado o alguna otra entelequia moral. Por todo lo anterior, el matrimonio homosexual le hace justicia a esa parte de nuestra sociedad.
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