Como sabemos, quitarle la vida ilegalmente a una persona tiene varias tipificaciones y gradaciones penales, pero el asesinato supone - al decir de una época remota - «premeditación, alevosía y ventaja», lo cual implica malicia. En este sentido, el siguiente titular refleja ignorancia o responde a cierto afán sensacionalista: «El comerciante ponceño fue vilmente asesinado en su negocio por tres individuos que le llevaron $80». Pero, hombre, todos los asesinatos son viles, es decir, indignos o infames. ¿O acaso hay alguno simpático? Por la forma en que se llevan a cabo, unos son más brutales o despiadados, pero todos son producto de la ruindad del alma.
Ya el homicidio es otra cosa, pues podría surgir de la clásica «súbita pendencia», en la que se pierden los estribos por ira y se causa la muerte al otro. Hay tal cosa como el homicidio involuntario, pero, repito, en el asesinato siempre hay la voluntad de cometerlo.
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