Hace tiempo noto la prevalencia de cierta imprecisión en el lenguaje hablado, sobre todo. Por ejemplo, es frecuentísimo escuchar, principalmente a los jóvenes, decir la frase «como que», al comparar o describir algo. Esa muletilla, además de exasperar al oyente, comunica indecisión, indefinición e inseguridad, es decir, una falta de claridad conceptual y compromiso con las ideas propias. Dicho de esa forma, una cosa no es de una manera sino como que es así. Es un lenguaje de aproximación y dismulo, en vez de certeza y afirmación, dos valores claves de la comunicación auténtica y sincera.
Creo que algo de esto viene del calco del inglés like, que escucho también con suma frecuencia en ese idioma, por parte de los jóvenes. La influencia del cine, la televisión por cable o satélite y la Internet ha globalizado estas modas en el decir de la juventud, empobreciendo la expresión en sus propias culturas.
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