Tiene razón la prensa en señalar que el desaforo como abogado del senador Héctor Martínez, convicto de soborno y conspiración, no es automático y requiere un proceso. No obstante, lo cierto es que se trata de un mero trámite. Sería un abuso de discreción del Tribunal Supremo no desaforar a un abogado que incurra en una conducta como la de Martínez. No habría razón alguna para no hacerlo. Sentenciado por esos delitos, lo demás - la querella del Procurador General y su acogida por el Supremo - se da por descontado.
Si ocurriera algo distinto en este caso, sería francamente escandaloso.
1 comentario:
Bueno, Alberto, no es un mero trámite. Todavía Héctor Martínez puede probar que él no es el mismo Héctor Martínez del caso federal, sino uno que se le parece; o puede persuadir a su Tribunal Supremo de que no procede su suspensión hasta que finalice el proceso penal de manera firme (¿te sorprendería que cambien la norma para que Rivera Shatz no salga tan embarrao?); o puede probar que los doce del jurado eran populares de Aníbal con ganas de hacerle daño; o puede probar que Fraticelli es el Rey de la Feca (¿te acuerdas?) y que le fabricó este caso, y qué sé yo cuántas cosas más.
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