jueves, 3 de marzo de 2011
Cumpliendo su función ministerial
No entiendo el aspaviento formado por las declaraciones del Jefe de los Fiscales acerca de Ana Cacho. Como representante del Ministerio Público, es de esperar que sostenga la posición acusatoria. No siendo juez, él no tiene que guardar silencio ni asumir una postura de imparcialidad. Su función es investigar un alegado delito y fijar responsabilidades. En un sistema de adversarios, como el nuestro, la Fiscalía acusa y la defensa hace su trabajo a favor de los imputados. Cierto es que a Cacho no se le ha acusado todavía, pero ello no es óbice para que un representante autorizado del Estado la vincule con el crimen contra su hijo, sobre todo cuando esta mujer no ha dado una explicación creíble de cómo ocurrieron los hechos o de por qué no puede explicar lo sucedido, estando ella en la casa en esos momentos. Los hechos anteriores, durante el crimen y posteriores relacionados con ella y su familia inmediata son, por lo menos, sospechosos. Tiene razón el fiscal Meléndez en decir que aquí ha habido un «pacto de silencio» entre Ana, su familia inmediata y los hombres que la visitaron esa noche, acuerdo que ha dificultado el esclarecimiento del delito.
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