miércoles, 10 de noviembre de 2010

Una mala pisada

No me parece la expresión más feliz:  «Le pisan el rastro a la FDA».  Los rastros se siguen, como se siguen las huellas o las pistas que deja algo o alguien.  En esa gestión, es posible que se le pisen los talones a quien huya.  De manera que aquí hay una mezcla de imágenes o metáforas que no observa los convencionalismos de la expresión a base de «frases hechas».  Hablar y escribir bien un idioma exige que conozcamos y sepamos emplear esas expresiones basadas en los distintos contextos.  De lo contrario, nos expresamos de una forma carente de la naturalidad de quien maneja su vernáculo con soltura.

1 comentario:

Jaime Riera Seivane dijo...

Alberto:

El futuro no es nada prometedor para nuestro idioma. Al leer el artículo en El País relacionado a los cambios en la ortografía y como escribe nuestra gente, me parece, a mi pesar, que la lucha por la pureza del vernáculo la están ganando los que llevan consigo la bandera de la estulticia.