Un titular de periódico sirve para aclarar un equívoco. «A ese señor le gusta molestar a los niños» plantea el tema del uso y el efecto del Registro de Ofensores Sexuales en la comunidad, sobre todo en lo que respecta a los menores de edad. Lo que ocurre es que «molestar» no tiene el significado de molest, origen evidente del uso que nos ocupa. No hace falta que a hispanohablantes les diga qué significa «molestar», que nada tiene que ver con lo sexual. En cambio, molest y sus derivados sí tiene la connotación del abuso o la conducta sexual impropia, sobre todo dirigida a menores de edad.
Siendo muy generoso, podría pensarse que la señora a quien se cita en el artículo, para evitarse explicaciones incómodas a los niños a quienes advertía, optó por usar el verbo «molestar» en su acepción de «fastidiar, importunar o perturbar». Pero, en el Puerto Rico transculturado lingüísticamente que conozco, me parece poco probable que el titulista lo haya tomado así.
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