El juez asociado del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Stephen Breyer, de 72 años, ha sido muy franco en una comparecencia reciente a una universidad, al reconocer que él y sus colegas padecen de una gran ignorancia tecnológica. El asunto, por supuesto, va más allá de una mera limitación en su vida personal, y les afecta en su trabajo, pues, con alguna frecuencia, tienen ante su consideración asuntos en los que hay de por medio elementos del mundo cibernético que ellos ignoran en grado sumo.
Aunque hay personas de edad avanzada que se mantienen al tanto de los adelantos en la vida moderna, lo cierto es que los jueces del Supremo son parte de la mayoría en este sentido. Por eso - y por otras razones - no creo en los nombramientos vitalicios para la judicatura. Nuestra Constitución es más sabia, al disponer el retiro judicial forzoso a los 70 años. De ahí en adelante, se pueden dedicar a aprender sobre Facebook y cosas así...
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