La decisión de la Presidenta de la Cámara contra el representante Luis Vega Ramos, que reduce el presupuesto de su oficina, resulta, a todas luces, discriminatoria, persecutoria y selectiva. Por lo que se ha dicho, al representante no se le han notificado formalmente las razones para esa decisión, pero, habiendo ocurrido luego de unos incidentes parlamentarios en el que él tuvo parte, es evidente que se trata de una represalia. Escudada en que los parlamentos gozan de una amplia facultad sobre su funcionamiento, Frau González echa a un lado la libertad de expresión - incluida la más fogosa - de un legislador, y erigiéndose en juez, jurado y verdugo, lo sanciona de esta manera.
Ya no nos debe sorprender el estilo fascistoide de este gobierno, que busca por todos los medios acallar la disidencia y la oposición. Es, en este caso, el ejercicio crudo del poder legislativo, el cual, conjuntamente con el atropello del poder ejecutivo y la complacencia del poder judicial, constituye un auténtico autogolpe a la democracia puertorriqueña.
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