domingo, 21 de noviembre de 2010
La libertad es para todos.
Como era de esperarse, la posición institucional más clara y definida acerca del reconocimiento de los derechos de personas con orientación sexual distinta de la heterosexual la ha manifestado el Partido Independentista Puertorriqueño, en actividad convocada por esa comunidad. Creer en la independencia es creer en la libertad, no sólo política, sino personal en todas sus dimensiones. El género y la inclinación sexual es un asunto de la más estricta intimidad, y es parte de la dignidad humana que nuestra Constitución acertadamente proclama como «inviolable». Por eso, en estricto derecho, no es posible regatearle válidamente a una persona sus derechos, sobre la base de su preferencia sexual. Sólo el integrismo religioso y el fascismo político, conjuntamente o por separado, pueden apoyar el discrimen por razón de género o sexo. El régimen de libertad en una sociedad que valora la diversidad tiene que respetar y tolerar estas diferencias humanas. Es la barbarie la que persigue a las minorías y a quienes son «distintos».
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