Una vez más, vemos la condescendencia del Tribunal Federal con ciertos imputados influyentes, poderosos o ricos. No se trata solamente de la entrega «a plazos cómodos» de Héctor Martínez - en abierto contraste con los arrestos atropellados y atropellantes de otros imputados - sino de la consideración de no imponerle una fianza simbólica o alguna otra restricción, que no sea que no puede ausentarse de esta jurisdicción sin permiso de un oficial probatorio. Por supuesto, luego de ver toda esta «amabilidad» del Tribunal, ¿qué oficial probatorio le va a negar a Martínez que se dé su viajecito?
Dicen que Fusté, a quien le tocaba ver el caso, se inhibió, supongo que por «pasión, prejuicio y parcialidad»... a favor del PNP. Entonces, le han pasado la papita caliente a Besosa, por ser el último que llegó a la Calle Chardón.
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