Es francamente increíble que se haya esperado hasta ahora para incautarse del vehículo de Ana Cacho. De ordinario, el vehículo de una persona relacionada directamente con la comisión de un delito no es pertinente a la investigación. En este caso sí lo es porque fue en ese vehículo en el que se transportó al niño moribundo. No tiene uno que haber visto un solo episodio de la serie CSI en cualquiera de sus encarnaciones para entender la importancia de haber ocupado esa guagua de inmediato. La «justificación» de la fiscal del caso para esta gestión tan tardía es tan inadmisible como lo será cualquier prueba surgida de ahí que se intente presentar en el tribunal.
La Fiscalía le está haciendo el trabajo a la defensa, sembrando las semillas de la duda razonable acerca de la integridad de la prueba científica y la cadena de custodia de la prueba.
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