Ahora que todo el mundo se rasga las vestiduras ante la «blasfemia» del derrame de petróleo por parte de British Petroleum, conviene tener en cuenta otras prácticas que atentan contra la seguridad pública en Estados Unidos. Por ejemplo, se ha señalado que hay miles de hoteles y moteles - que allá tienen usos distintos de los de acá - a los cuales, por su antigüedad, la ley no les exige tener instalados un sistema de riego que se active al detectar humo y calor. Ello en un país que promedia cerca de 4,000 fuegos en hospederías, 15 muertes y $76 millones en pérdidas materiales anuales, que muy bien podrían evitarse o reducirse sustancialmente, si tuvieran dichos sistemas.
Por supuesto, estoy seguro de que la asociación de dueños de hoteles pequeños y moteles debe haber cabildeado para que se les exima de cumplir con este requisito, alegando que eso les resultaría oneroso y afectaría su capacidad para competir.
Así se escribe la historia de los desastres, grandes o pequeños, Made in USA.
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